Como no estoy siendo la más disciplinada en mis lecturas y de hecho este año no logré ni el 50% de mi reto Good Reads, para mantener actualizado el blog y no demorar tanto en publicar, me propuse resumir varios de mis comentarios en facebook (que son muuuuchoosss) al respecto de la serie de Cien años soledad que estrenó Netflix en diciembre y que muy personalmente creo que está genial.
Cien años de soledad de Gabriel García Marquéz es la primera novela que leí de este autor colombiano. Tendría quizá unos 17 años cuando la vi en la casa de mi mejor amiga y recuerdo que cuando la tomé para ojearla, su mamá me dijo que era un tremendo libro y que me lo recomendaba. Yo había escuchado de ella pero siempre con la advertencia que no era una novela fácil de leer. ¡Tonterías! Era de tapa dura y tenía una mujer anciana, con la cara media tapada y casi que esquelética en la portada, la cual supongo era Rebeca. Me la leí lo más rápido que pude, a veces ni dormía por pasar toda la noche gastándome la vista, echando para atrás para volver a leer capítulos enteros para captar bien lo que estaba pasando, a ver si había entendido bien lo que estaba describiendo el Gabo y hasta haciendo un árbol genealógico de la familia Buendía. Madre mía ... no había un solo personaje que no fuera impresionante y diferente de otro, aunque tantos nombres se repetían. Hasta el día de hoy es de mis novelas preferidas, junto con Rayuela y Ana Karenina.
Ahora que la han llevado a la pantalla chica a través de una serie, les guste o no a sus detractores, a la inmensa mayoría de espectadores nos ha EN CAN TA DO y está siendo un exitazo. Me siento feliz por Colombia porque había gente viendo la serie que no conocía la procedencia de la historia (parece mentira que no conozcan el libro pero en muchos de comentarios repiten lo mismo) y ahora la están leyendo. Además que ha causado un gran impacto, según se dice en el internet, en la economía colombiana.
LO QUE MÁS ME HA GUSTADO:
Luego el recorrido por la montaña, machete en mano, abriendo trocha por selva virgen, cruzar el pantano y hartarse de buscar el mar hasta establecerse ahí donde ya no daban más ...
Luego levantar el pueblo, dándole forma a la casa con los pasillos con tiestos de begonia y ese precioso patio central de la casa Buendía, con el castaño donde luego estaría amarrado el patriarca de la familia todo loquito ... nombre ...
La serie acierta en todos esos detalles: los paisajes, la arquitectura, las palabras, los sonidos de aves, los colores amarillos y polvorientos, el brillo de los sudores y el frizz del cabello de las mujeres, cuya belleza compite con el vapor de la humedad del trópico. Cónchale ... es un espectáculo. Hasta se podía oler el humo en la piel de Pilar Ternera. Es realmente una estimulación permanente para los sentidos.
EXCELENTE RELATOR.
Algunas personas consideran que la voz del relator (o el individuo omnisciente que cuenta en tercera persona lo que va ocurriendo) es fría y monótona. Y sí, lo es. A mí me ha parecido lo más apropiado. Es más, no sé si hayan escuchado a Gabriel García Marquéz leer su propia obra, pero no se aleja mucho de ese tono sombrío. De hecho, la misma novela es así, no te cuenta nada con asombro o vergüenza, el tono que usa es el mismo, diría yo, aunque cuente una felicidad o una desgracia, un acto heroico o una canallada. Escuchemos un poquito:
ME ENCANTARON: ÚRSULA Y JOSÉ ARCADIO
Mis preferidos han sido Úrsula y por supuesto su esposo José Arcadio Buendía. El actor en la juventud del personaje, expresa muy bien la fascinación de José Arcadio por cada trasto básico que le enseña Melquiades. Es como un niño anonadado por cosas que para nosotros son tan simples. Verlo me deja una cosa bonita dentro y es que él estaba agradecido de su propia vida, por el poder aprender y la libertad de investigar los misterios que encierra este mundo. Ese hambre de conocimiento era poderosísimo y sin embargo, encuentra un contrapeso a sus ambiciones con el carácter de Úrsula, que con frecuencia lo aterriza en la tierra y le recuerda que tiene una familia que mantener, que está cansada y que sus hijos lo necesitan. Mas en el fondo Úrsula es tan complaciente con su esposo, que de diente para afuera lo regaña, pero a la vez emprende sus propias ideas para sacar adelante le economía del hogar.
Los actores que los representan ya más entrados en edad también lo hicieron increíble y en ellos ya vemos ciertas vulnerabilidades, porque con los años y los hijos metiéndose en apuros y desprestigiando el nombre de la familia, a Úrsula le empezamos a conocer el llanto amargo y a José Arcadio los indicios de locura. Realmente desarrollaron sus personajes magistralmente. Y ese sufrimiento, más de la esposa que del esposo, habla mucho sobre la intensidad de las emociones femeninas con respecto a su prole, porque Úrsula dentro de sí concluía que las excentricidades de su hijos, aunque no fueran colas de iguana, la avergonzaban igual.
ME FASCINÓ: REMEDIOS MOSCOTE.
De ella hablaré un poquito más abajo, para hacer un contraste con los personajes que menos me gustaron.
OTRO PERSONAJE MUY BIEN LLEVADO: PILAR TERNERA
Pilar Ternera es exactamente como me la imaginé de los pies a la cabeza, es como si me la hubieran sacado de la cabeza. Es vulgar, es sensual, es atrevida; y su fijación por los hijos de los Buendía es enfermiza. Nunca me cayó bien ella y por partes hasta asco me producía su conducta, pero se comprende que su personaje no podía ser sofisticado ni hogareño porque sencillamente era una prostituta de un bar de mala muerte. La actriz sin embargo es bellísima, su melena, busto y caderas, son todo lo que se necesitaba para decir sin miedo a equivocarse: esa es Pilar Ternera. Estuvo estupenda en su papel.
LOS QUE NO ME GUSTARON TANTO:
Tengo que decir que aunque la actuación de Aureliano es magnífica, desde los tiempos en que conocí la novela el tipo me desagradó por poner sus ojos en una niña. Y es que, siendo francos, la diferencia de edad con Remedios Moscote era demasiada. No es de Dios ese interés romántico.
Decía Gabriel García Marquéz en su libro que Aureliano se enamoró de la hija más chica de los Moscote, cuando ésta aún jugaba con muñecas y orinaba la cama. Eso es chocante tan solo de escucharlo. Y tanto en el libro como en la serie, la relación avanza hasta el matrimonio de la manera más incómoda posible pero de alguna manera, verlos juntos, casados, ella sonriendo en el altar, con algunos poquitísimos años más, la cosa se convierte en algo menos duro de asumir (por lo menos para mí), debido a las cualidades que el propio autor le da a Remedios: jovencita alegre, llena de vitalidad, sin rasgos de amargura ni resignación por cumplir su deber, que llega a darle paz a la casa, que toma la iniciativa de llevarle pastel al suegro loco que sigue amarrado a un árbol y al que no le tiene miedo, sino compasión, y que encima todo, los productores de la serie le ponen una sonrisa dulce mientras cuida de todos, hasta de un hijo bastardo. ¿Acaso esta chiquilla puede así de feliz en sus circunstancias? Claro, nos está preparando para la fatalidad, para que nos duela.
Las pocas palabras que dice Remedios llenan de belleza y ternura esos capítulos. Sobre todo la escena de ella embarazada, con los rayos del sol dándole a la cara mientras acompaña a su suegro loco bajo el castaño y le sonríe a su esposo... esa escena es una obra de arte.
Este momento lo disfruté tanto que lo echaba para atrás y lo volvía a ver una y otra vez. La cara de Remedios es un rostro de amor y sospecho que el final de Remedios es probablemente el castigo que le da el autor a su personaje Aureliano, por poner los ojos en una menor de edad. Es como si G.G. Marquéz le dijera al lector: las niñas no se deben embarazar. Como si nos gritara: no romanticemos este tipo de parejas, eran otros tiempos, y aunque la mente de una jovencita puede ser madura y responsable, su cuerpo, su biología, sigue siendo frágil.
La actriz que interpreta a Remedios tiene 18 años en la vida real. Es una chica guapísima y me parece la mujer más preciosa en toda la serie. De verdad agradezco mucho la sensibilidad con que condujeron la relación entre ella y Aureliano porque no le dieron al televidente ninguna escena morbosa. Al contrario, ese velo de pulcritud y decencia en todo lo que era y hacía Remedios, se mantuvo hasta que nos deja. Yo creo que de alguna manera, el escritor no quería un final feliz para Aureliano, quizá no creía que se lo mereciera y por eso deja claro que ni antes ni después de Remedios, Aureliano pudo ser feliz.
LA QUE ACTUÓ BIEN PERO NO SE PARECÍA
Aquí las opiniones están bien divididas porque a muchos nos parece que la Rebeca de la serie no debió ser menos bonita que Amaranta. ¿Por qué? No porque seamos racistas, o porque no nos gusten las facciones negras o indígenas, no, nada que ver. Sino que el libro dice que Rebeca era muy hermosa y Amaranta en cambio, aunque no era fea, era ... digamos ... insípida o desabrida.
Ahora, esto es lo que yo veo: