Segunda vez que lo leo y no pensé que lo disfrutaría tanto como en realidad lo disfruté. El factor sorpresa sigue ahí, porque hay muchos matices de los personajes que se aprecian mejor en una segunda lectura.
Para comenzar, Jane Austen describe la interacción del matrimonio Bennet con un humor muy inteligente, a punta de las insistentes peticiones de visitas sociales que lanza ella para alcanzar un matrimonio favorable para cualquiera de sus hijas y los sarcasmos que escupe él dándole la razón en todo con tal que lo deje paz. De todas las versiones para el cine, los actores que mejor me parece que los interpretan son Brenda Bethyn y Donald Sutherland.
La profundidad de los personajes más relevantes es impresionante. Por ejemplo, la película de 2005 con Mathew y Keyra siempre será mi favorita porque además de la química entre ellos, fue la que me introdujo a la lectura de la novela - aunque por PDF- , sin embargo, Knightley hace una interpretación tan ágil de Lizzy B. que la hace casi una heroína admirable. No obstante, en el libro esta vez la sentí petulante y chismosa. Sí, me cayó mal la mayor parte de la lectura y de hecho, sentí que la orgullosa estaba siendo ella y el prejuicioso, aunque no por ello menos encantador, Darcy. ¿Por qué prejuicioso? Porque pensó que gente de un estrato social menos refinado no podría ofrecer nada que le interesase y claramente no fue así. Aquello de perdonar en su corazón las impertinencias de Elizabeth es especialmente bonito y romántico, nada propio de personas vanidosas.
El momento en que me empieza a agradar Lizzy es cuando ella misma se da cuenta que está siendo una imbécil con Darcy. La lectura de la correspondencia, donde se aclaran todos los malentendidos, es cautivadora. Definen los valores y la ética de Darcy, más allá de su conducta pragmática, por su forma de pensar y su sentir más secreto. El final entre ellos es exquisito y muy muy gracioso como pasa la Señora Bennet de ver a Darcy como un tipo arrogante y amargado, a tan alto y distinguido caballero.
Otra cosa que quería rescatar es que en esta segunda lectura del clásico, pude apreciar más el carácter de Lady Lucas, una tipa madura e inteligente. Es ese tipo de mujer sensata que sabe lo que le conviene y entiende que cuesta poco - o nada - tomar una decisión provechosa para sí misma en el momento justo, pues para eso se dan las oportunidades. Al respecto, y aunque amo el trabajo de Joe Wright en la versión de 2005, creo que Lady Lucas fue mejor retratada en la serie para la BBC de 1995.
Mientras en la versión más moderna Lady Lucas le anuncia su compromiso a Lizzy y la reacción entre burla y asco la ofende, en la versión más antigua y en el libro, a ella le da igual lo que piense Lizzy y minimiza la situación recordándole a su amiga que no es romántica y que se siente satisfecha con este acuerdo que la sacará de la casa de sus padres para tener su propia casa. Esta actitud a mí me complace, porque deja en evidencia que en contraposición a la juventud y apasionamiento de Elizabeth, características que lastimosamente la hacen influenciable y criticona, la señorita Lucas no sólo es independiente en su criterio, sino además imperturbable en sus convicciones.